Cruzando el puente Valdivia te adentras en la isla Teja, una joyita que alberga la Universidad Austral. Un paseo imperdible en ésta última es la visita al Jardín Botá
nico, en donde puedes disfrutar de unos parajes formidables, de los que te abruma tanta naturaleza, tanto verde, tanto aire límpido. Jardín de árboles milenarios, de una alfombra de pastos verdes infinitos. En sus tantos recovecos puedes encontrar también una ciénaga en el que abunda el sonido del croar de las ranas - que dejando los prejuicios de lado - te relaja al máximo. Junto a ella disfruté de la lectura de uno de mis libros favoritos, o tal vez lo idealicé por el hecho de encontrarme en este lugar de ensueño junto a la llovizna que mojaba nuestros rostros en compañía de mi amada. Fue en aquel lugar en el que construimos besos memorables, a los que recurro cuando necesito tranquilidad.
Para viajar en el tiempo te puedes intruducir al Museo Histórico y Antropológico Mauricio van de Maele, la Casona pertenecía a la familia de Karl Anwandter, insigne colono y pionero del desarrollo industrial y cultural de Valdivia, de familia numerosa. Una antigua casona construida en 1870, declarada monumento nacional. Este museo aloja una completa muestra de tres épocas claras en la historia de la ciudad: una muestra permanente de platería mapuche, muestra hispana (del tiempo de la Conquista) y exhibición de piezas representativas de la colonización alemana. Sus jardines limitan con el río Valdivia desde donde se puede disfrutar de la vista del corazón de la cuidad en pleno apogeo.
Qué decir de Niebla, qué decir de Mancera, qué decir de la entrañable playa de los enamorados y la de los Molinos... Valdivia, la eterna ciudad, la que se vino abajo luego de un terremoto y un
maremoto pero que resurgió con todas sus costumbres, dotada de nueva historia y anécdotas. Este año no la podremos disfrutar, nos conformaremos con rememorar sus calles, sus locales, pasearemos mentalmente por el Otto Sandwich y disfrutaremos del churrasco italiano que obligadamente teníamos que compartir por su tamaño. Este año recordaremos el New Orleans y su deliciosa comida y tragos. Este año pasearemos mentalmente por la costanera tomandonos las interminables fotografías que guardaban retazos de nuestro viaje. Este año no la podremos visitar, pero el próximo iremos con una invitada muy especial.