jueves, 17 de abril de 2014

La catarsis del enano


Cada inicio de temporada el enano de nombre Martín se acerca a la taquilla de un teatro en el barrio Bellavista y compra su entrada para presenciar el estreno. Esta vez se acomodó sin compañía en la butaca. Estaba ansioso al ver que ya se cumplía la hora para presenciar la esperada obra.

Nadie reparó en él.

Nadie notó que sus lágrimas inundaron su corta camisa hasta mojar sus zapatillas rojas.

Nadie reparó en la infinita aflicción de su rostro.

Nadie reparó en que su pulso se desvaneció, tal como la obra que acababan de presenciar.

jueves, 10 de abril de 2014

El hombre bolsa

El hombre bolsa huele mal. Le pesan los años por tanto deambular en la misma esquina de avenida Apoquindo. Luego de mendigar sus haberes a los ajenos conductores a quienes les resulta invisible, salvo por su penetrante olor y su mano presurosa, regresa a su hogar satisfecho de su día.

El hombre bolsa viaja de regreso en metro en un holgado espacio, tanto como para recostarse en el pasillo del vagón repleto a unos cuantos centímetros de él. Su olor le sirve de protección contra aquellos que le observan atónitos desde una prudencial distancia.

El hombre bolsa huele dichosamente mal.