miércoles, 8 de enero de 2014

Residuo de sueños inconclusos

El universo está siempre en expansión. Contrario a ello, en ocasiones por propia voluntad decidimos poner límites a nuestra imaginación, a nuestros sueños, y nos creamos límites cada vez más difíciles de traspasar. Extirpamos la capacidad de soñar de nuestro subconsciente como si de podredumbre se tratara. De niños esto era una conducta recurrente. Fantaseábamos siendo astronautas, barrenderos, doctores, basureros, y así la lista es interminable.

¿Cuándo dejamos de soñar?

¿Cuándo nos sumimos en la maraña de lo cotidiano -de la “adultez”- dando paso a la vida responsable, libre de sueños e imaginación?

Los sueños son reemplazados por esperanza, la imaginación y anhelos por realidades.

Son muchas las restricciones que nos imponemos o las que nos imponen nuestros estilos de vida encausados. Pero la verdad, es que en ocasiones necesitamos urgentemente soñar e imaginar. Expandir nuestro universo imaginario.

Los sueños nos abstraen hacia un descanso personal que nos permite continuar, sobre todo cuando las presiones se vuelven un tanto complejas.

Soñar es fácil, pero difícil para una mente adulta llena de prejuicios hacia ellos. Para un menor esto se logra por inercia – conducta envidiable-, para un adulto resulta casi utópico. Extraño, considerando que las cosas que ahora son una realidad como la TV, la telefonía celular, las resonancias magnéticas, visitar Marte, etc., etc., etc.,  fueron simples sueños y parte de una mente llena de imaginación hace unas cuantas décadas.

Generalmente despierto sin saber en lo que soñé. Generalmente debo hacer un esfuerzo -casi siempre infructífero- para recordar en qué divagó mi subconsciente durante la noche. Cuando logro recordar, simplemente le doy un par de vueltas, lo cuento rara vez, y luego lo guardo en un cuarto de difícil acceso en mi tacaña mente.

Si tan solo pudiésemos mantener la virtud de soñar e imaginar durante todo el transcurso de nuestras vidas…, si tan solo pudiésemos darnos el lujo de divagar por lugares extraños, lejanos, soñar con viajes al fin del mundo, soñar realidades distintas a las nuestras, soñar por lagunas no exploradas y horizontes lejanos, tal vez la amargura que nos invade de cuando en vez sería más soportable.

Los residuos de sueños inconclusos golpean mi cabeza y resuenan presurosos hoy que los evoco. Tomo tu mano y juntos caminamos a través de nuestra hermosa realidad. Consciente de que pronto, si no sueltas mi mano, terminaremos por pintar juntos los trazos de sueños y anhelos dormidos.

Sigamos soñando.