jueves, 17 de abril de 2014

La catarsis del enano


Cada inicio de temporada el enano de nombre Martín se acerca a la taquilla de un teatro en el barrio Bellavista y compra su entrada para presenciar el estreno. Esta vez se acomodó sin compañía en la butaca. Estaba ansioso al ver que ya se cumplía la hora para presenciar la esperada obra.

Nadie reparó en él.

Nadie notó que sus lágrimas inundaron su corta camisa hasta mojar sus zapatillas rojas.

Nadie reparó en la infinita aflicción de su rostro.

Nadie reparó en que su pulso se desvaneció, tal como la obra que acababan de presenciar.

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