martes, 12 de febrero de 2013

Semillas


“Lo que se siembra se cosecha”

Las semillas que lanzamos al aire –metafóricamente hablando- tarde o temprano germinan. El fruto, ganancia directa de nuestros intereses, es satisfactorio cuando resulta en lo esperado, lo que nos sosiega el espíritu. Aquel fruto siempre puede ser cada vez mejor, en la medida del empeño que involucremos y de las circunstancias. Lo importante es no desfallecer en el objetivo de perfeccionar el resultado.

En ocasiones, es preciso aprender de las lecciones vividas por nosotros mismos, en otras, el derroche de sabiduría se manifiesta cuando aprendemos de los errores ajenos. ¿Para qué esperar que la vida nos enseñe a palos si justamente podemos evitar aquella golpiza?

La observancia de ciertos principios, a los que podríamos sumar el sentido común, deberían regir íntegramente nuestras acciones, lo que se dificulta ya que muchos factores pudieran jugarnos en contra, pero lo importante, tal como en las odiadas matemáticas, es el resultado final. Aquel resultante nos puede definir interior y exteriormente, de tal forma que podemos llegar a ser intransigentes en muchos asuntos o más relajados en otros.

¿El secreto?

Caer pero volver a ponerse en pie, por trillado que suene, debiera ser la clave. La paciencia, persistencia, la constancia, entre otras cualidades, nos ayudará en este objetivo. Por otro lado la derrota, el sentimiento de incapacidad, de desilusión, y tantos otros de negativismo, definitivamente no deben afectar nuestra voluntad, lo que bien pudiera transformarse en un patrón persistente de conducta nociva, hostil y hasta desafiante, excesivo para el contexto sociocultural y el nivel de desarrollo personal que podamos alcanzar y que pudiera igualmente causar un deterioro significativo en nuestro funcionamiento y trato social.

Podemos, y debemos, buscar un espacio mediante el cual escapar de este tipo de conductas, abriéndonos paso hacia un sendero más calmo, que nos haga cavilar en la quietud, terreno fértil para un auto análisis sincero y descarnado, con una clara visión de superación personal.

Una conclusión precipitada

La prosperidad de las semillas arrojadas en nuevos terrenos, comenzando por trazos tal vez antes no contemplados, es lo que nos debe motivar en nuestro objetivo de ver un resultado favorable, el esperado, siendo hasta ambiciosos en los intentos pero sin llegar al egoísmo, y buscando pacientemente la superación. El conformismo pareciera no tener cabida, contrario a ello, las lecciones aprendidas en el camino son indubitablemente útiles y recomendables.

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