domingo, 28 de febrero de 2010

Réplicas

Viernes 27 de febrero de 2010. Eran aproximadamente las 3 y media de la madrugada cuando casi imperceptiblemente escuché un sonido extraño en la negrura de la quieta noche. Nada acontecía, nomas que los típicos sonidos de automóviles a la distancia y alguna que otra sirena destellando a lo lejos. No comprendí acerca de la magnitud del siniestro sino hasta pasado un par de danzantes segundos en los que el ruido fue acompañado con un movimiento en aumento. No tuvimos mucho tiempo de pensar, solo nos vestimos con lo que teníamos a mano, tomé a Antonia en los brazos y me lancé a la entrada del departamento. Daniela me seguía detrás. Al llegar a la puerta, comprendí que el evento era más fuerte que lo esperado y que lejos de terminar seguía, ¡y en aumento!
Comenzaron a caerse las cosas dentro de la casa y en ese entonces, me decidí por la idea de bajar por las escaleras del edificio. Para nuestra sorpresa, los pasillos ya estaban llenos de vecinas en estado de histeria, obstruyendo un poco el paso. El descenso fue rápido y acompañado de un gran destello a la distancia que fue seguido por el corte definitivo de energía eléctrica, quedamos amparados sólo por la luna, que afortunadamente esa noche estaba llena por lo que no anduvimos tan a ciegas en ningún momento. Al llegar abajo y volverme hacia donde supuestamente estaba Daniela, me encontré con la sorpresa de que no estaba. Un poco desesperado volví sobre mis pasos cuando de pronto, la escuché bajando por las escaleras gritando mi nombre y el de Antonia. Traté de tranquilizarla gritandole para que supiera que estábamos abajo y pronto la ví venir hacia nosotros. Nos abrazamos un par de segundos y corrimos hacia la plaza. Lo peor era que la tierra seguía con su siniestro movimiento bajo nuestros pies, no entendíamos el por qué, y luego nos enteramos de que el siniestro fue el mayor del que se tenga registro en la historia -8,8° Richter y cerca de 2 minutos y medio de duración, en otras regiones fue de 9° Richter-. Los departamentos nos expulsaron a casi todos los residentes a la plaza interna, en donde se formó una especie de camaradería colectiva, todos preguntándose cómo estaban, todos ayudando, socorriendo a mujeres y niños, trayendo frazadas, mantas, linternas, cortando el suministro de gas, organizando grupos para estar alertas frente a eventuales réplicas.
La luna nos acompañó fielmente, testigo silencioso de lo ocurrido. Daniela retuvo una crisis que se le venía encima. Mi cuñado Pablo nos fue a buscar para llevarnos a casa de mis suegros y en la calle, todo a oscuras, se respiraba un ambiente de caos, los semáforos y las lumbreras públicas no funcionaban, varias calles estaban agrietadas. Estuvimos por allá unos tres días, compartiendo los temores de la situación.
Las réplicas no nos han dejado hasta el día de hoy, jueves 11 de marzo. Esta mañana nos sorprendieron 3 fuertes réplicas, el mayor de 7,2° Richter. Se dio alerta de tsunami desde la cuarta a la décima región del país. En la tv muestran a las personas corriendo en estado de pánico. En estos momentos habla el nuevo presidente indicando que se está estudiando un nuevo toque de queda ahora en la ciudad del epicentro, Rancagua.
Los expertos nos sorprenden vociferando que las réplicas nos acompañarán por aproximadamente 2 meses, lo que significa que tendremos que acostumbrando. Pero eso no es lo peor, lo peor son las miles de muertes, hombres y mujeres, bebés, niños, jóvenes, adultos, ancianos, a quienes lamentamos profundamente.
Réplicas y más réplicas, movimientos subterráneos que nos sostienen en un estado de miedo constante, que nos enrostran la incertidumbre de la vida, esta, la que no tenemos comprada, la que no nos pertenece.

2 comentarios:

Danna dijo...

Ay Amor que noche mas terrorifica, por primera y unica vez pense que moria y lo peor lejos de ustedes mis amores. Todo lo hicimos sin comprender, por puro instinto, tu aferrado a la porota, yo buscando una frazada para protegerla del frio y corriendo escaleras abajo pensando que el edificio se desmoronaba bajo nuestros pies y sobre nuestras cabezas. Sola en la oscuridad del living, mientras casi no lograba sostenerme en pie, pense "este es el fin" y sentí TERROR, no exagero, no invento, sentí pavor de no ver tu rostro y el de la hija nunca mas y mientras bajaba solo le rogaba a Dios que me permitiera llegar a tus brazos antes del fin... Aun siento deseos de llorar cuando lo recuerdo, aun siento miedo, aun estoy aterrada... vivo esperando el siguiente movimiento y esta ansiedad me mata... Ay amor....
Te amo y solo quiero estar junto a ti cuando sea el proximo.

Cristián dijo...

En realidad, afortunados fuimos de estar juntos, para protegernos. Gracias por tus hermosas palabras.

Te amo Cosita.