
Volviendo a lo del motor de partida, debo reconocer que igual me estoy acostando un poco más tarde que lo habitual, pero no lo suficiente como para andar con sueño y sin ganas, lo que me dura hasta como las 10 de la mañana. El día de hoy fue diferente, hasta en la tarde anduve medio amodorrado. Esto ha sido más frecuente de lo habitual, de hecho ya había escrito algo parecido hace algunas semanas atrás (http://masqueuncomentario.blogspot.com/2009/08/ojeras.html)
Sin embargo, el cuento ha llegado a un punto medio crítico, el día lunes por ejemplo, me despertó el citófono del departamento y no mi despertador, me avisaban desde portería que me estaba esperando el colectivo que me lleva hasta el bus de acercamiento al trabajo todos los días, pero ya era demasiado tarde, me quedé abajo. Ayer, en un intento desesperado por engañar al despertador, lo ignoré hasta 20 minutos después de que este sonó. Hoy, se repitió nuevamente la historia pero el despertador sólo me otorgó 15 minutos más de sueño.
Ya en el trabajo, los cafés resultan insuficientes, y cualquier lugar se me hace cómodo para dormir. ¿Será la falta de azúcar?, ¿serán las canas que se asoman presurosas en mi cabeza, las que vienen acompañadas con una carga extra de cansancio? Sólo espero que pase pronto, que exista alguna especie de pastilla o botón de arranque que eleve mis revoluciones y mi potencial diario. Claro que al fin de cuentas, espero lógicamente que este sea un proceso normal.
Dormir más, esa parece la solución, dormir más y descansar cuando se pueda. Mientras tanto, pienso en seguir dejando pasar las horas del día, que termine cuando tenga que terminar. Finalmente, llegaré a casa a disfrutar de mis mujeres, eso me eleva el ánimo y el espíritu.
Mi motor de partida parece estar simplemente averiado, y sin solución aparente, por el momento.