Y el tiempo pasó finalmente y la espera se acabó. El día lunes 02 de febrero de 2009 a las 8:48 a.m. llegó a este mundo nuestra amada y ansiada Antonia José. Pesó 3.700 kls. y midió 49 cms. Le contamos todos sus deditos que son delgados y larguiruchos como los de su mamá. Su cabecita la tiene con harto pelo que en un principio lo traía enroscado y pegado. Estuvimos desde su primer día juntos, los tres. Luego de la operación nos la entregaron, media aturdida aún, y mientras seguían trabajando los doctores, nosotros nos unimos en nuestro mundo. La disfrutamos a más no poder. Mientras ella lloraba, nosotros la besamos hasta el cansancio, logrando a veces calmarle su aflicción. Nos buscaba con sus ojitos preciosos, redondos a veces y achinados otras.
Su primera noche en casa fue un poco estresante para nosotros, en especial para su mamá. La pobre no durmió en toda la noche al pendiente de sus sonidos y movimientos, pensando a veces en lo peor. La segunda noche fue un poco distinta, al parecer ya nos estamos acostumbrando a ser tres en nuestra habitación. Duerme en su moisés pero ya en la madrugada la pasamos a dormir en medio de nosotros, como lo hacíamos estando ella en la guatita. Al parecer es ahí donde se relaja y consigue un sueño más profundo, junto con su madre que logra descansar un poco más.
Es impagable sostenerla en los brazos y que te observe con su mirada medio perdida examinando todo lo que se le presenta. Cuando frunce su ceño es exquisita. Ya no me pregunto a quién se parece porque la verdad es que no la encuentro parecida a nadie en particular, un poco a su tía Johanna tal vez en los ojos, o en su pera a su abuela Luisa. Pero ella es única y especial. Nos colmó de dicha, no cabíamos en nosotros cuando la oímos llorar por primera vez. Nació de cabecita como casi todo el mundo, por medio de una cesárea programada, adelantando el parto como en unos diez días. Para dicha nuestra, que estábamos muy ansiosos por tenerla, la conocimos en el momento justo, en la víspera de nuestro sexto aniversario. Sin dudas, el regalo más precioso que he tenido.
Por supuesto nuestra rutina cambió y debo decir que para siempre. Muchos nos dijeron, por ejemplo, que aprovecháramos de dormir, cómo si fuésemos almacenando una cuota de descanso cada vez. Pero, la verdad es que en la cuarta noche de sueño interrumpido, debo decir que la rutina vale la pena cuando ella se aferra a ti tan vulnerable como es y llora porque hay que mudarla, o porque tiene sueño, o porque tiene algunos flatitos atravesados. Es una nueva rutina que no cambiaría por nada del mundo.
Dicen que los bebés no ríen, yo estoy convencido de lo contrario, ¿o acaso alguien ha estado en la cabecita de ellos?, ¿o alguien tiene recuerdos tan añejos? Antonia José ríe, ríe y nos contagia su espontánea hilaridad a días de nacida. Ríe hija, ríe hijita que estaremos aquí para protegerte y cuidarte y para verte reír.
Su primera noche en casa fue un poco estresante para nosotros, en especial para su mamá. La pobre no durmió en toda la noche al pendiente de sus sonidos y movimientos, pensando a veces en lo peor. La segunda noche fue un poco distinta, al parecer ya nos estamos acostumbrando a ser tres en nuestra habitación. Duerme en su moisés pero ya en la madrugada la pasamos a dormir en medio de nosotros, como lo hacíamos estando ella en la guatita. Al parecer es ahí donde se relaja y consigue un sueño más profundo, junto con su madre que logra descansar un poco más.
Es impagable sostenerla en los brazos y que te observe con su mirada medio perdida examinando todo lo que se le presenta. Cuando frunce su ceño es exquisita. Ya no me pregunto a quién se parece porque la verdad es que no la encuentro parecida a nadie en particular, un poco a su tía Johanna tal vez en los ojos, o en su pera a su abuela Luisa. Pero ella es única y especial. Nos colmó de dicha, no cabíamos en nosotros cuando la oímos llorar por primera vez. Nació de cabecita como casi todo el mundo, por medio de una cesárea programada, adelantando el parto como en unos diez días. Para dicha nuestra, que estábamos muy ansiosos por tenerla, la conocimos en el momento justo, en la víspera de nuestro sexto aniversario. Sin dudas, el regalo más precioso que he tenido.
Por supuesto nuestra rutina cambió y debo decir que para siempre. Muchos nos dijeron, por ejemplo, que aprovecháramos de dormir, cómo si fuésemos almacenando una cuota de descanso cada vez. Pero, la verdad es que en la cuarta noche de sueño interrumpido, debo decir que la rutina vale la pena cuando ella se aferra a ti tan vulnerable como es y llora porque hay que mudarla, o porque tiene sueño, o porque tiene algunos flatitos atravesados. Es una nueva rutina que no cambiaría por nada del mundo.
Dicen que los bebés no ríen, yo estoy convencido de lo contrario, ¿o acaso alguien ha estado en la cabecita de ellos?, ¿o alguien tiene recuerdos tan añejos? Antonia José ríe, ríe y nos contagia su espontánea hilaridad a días de nacida. Ríe hija, ríe hijita que estaremos aquí para protegerte y cuidarte y para verte reír.
2 comentarios:
De verdad que tenemos una hija hermosa, pura, radiante, risueña, unica y especial. No se parece a nadie, ella es ella hermosa y particular. Fue tan emocionante verla llegar al mundo, cuando me decias "ahi viene" mi corazon casi estallaba de emocion, desaparecieron los miedos y dolores de la preparación para traerla al mundo... cuando vi su rostro hermoso y esos ojos enormes observando con curiosidad me senti completa e inmensamente feliz. Es inexplicable la sensación y el amor que nacio junto con ella. Los amo tanto a mis dos cosas preciosas. Ella es un pedacito nuestro, es un pedazo de amor.
Te amo
Los amo
Te amamo
Es hermoso sin dudas haber traido al mundo a un ser tan especial como nuestra Antonia. Te amo por eso y por mucho mas, no me faltes.
Las amo.
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