lunes, 2 de febrero de 2009

Espera

5:37 a.m.: A esta hora en la que todo el mundo - o casi todo el mundo - debiese estar descansando en sus camas, yo me desvelo. En parte por mi ansiedad, en parte por mi imprudencia. En unas horas mas llega al mundo mi anhelada Antonia José. Daniela está en el hospital desde esta noche esperando también lo mismo. Me dejó una nota en la cabecera de mi cama diciendo que descansara, que mañana nos tocaría un día pesado, que ella iría a buscar a nuestra hija para traerla a nuestro hogar.
Han sido nueve meses larguísimos, esto porque supimos muy temprano la llegada de nuestra bebé, apenas tenía un par de días cuando Daniela comenzó a sentir - no físicamente - que estaba embarazada y me obligó a comprarle uno de esos famosos test. ¡¡¡Imposible!!! alegué, sin pensar en que aquello marcaba el inicio de la llegada de nuestra ansiada Antonia José. Dos líneas en aquel aparato trazaban nuestra vida junto a este nuevo ser. Anteriormente ya habían sido dos intentos fallidos y la verdad es que no queríamos pasar nunca más por la pena que significa perder un hijo, de hecho lo habíamos decidido así. Pero, las cosas son como son, sin aviso llegó a nuestras vidas y nuevamente la espera se instaló en nuestro hogar.
Debo reconocer que no ha sido fácil, en un comienzo Daniela estuvo con reposo casi 3 meses y al final del embarazo otros 3. La fatalidad casi golpea nuestra puerta nuevamente, nos preparamos para repetir aquellos tristes acontecimientos. Pero hoy ya estamos a 3 horas de recibir a nuestra ansiada Antonia. Queremos verle su carita, sus manitas, escucharle llorar, contarle sus deditos y presumirla al mundo. ¿A quién se parecerá?, espero - como he dicho en otras oportunidades - que a su madre.
Estoy solo y la casa se me hace vacía y espaciosa sin ellas. El silencio me incomoda, casi ensordece, los pies están tan helados como mis manos a pesar de que estamos en pleno verano. Demasiadas puertas, demasiadas plantas, muchos libros que tapizan nuestras paredes. Los cuadros parecen estar de más, las fotografías no me dicen nada. Qué decir de la cama... Solo espero la llegada a casa de mis mujeres. A una con ansias contenidas en una espera que parecía no tener fin y a la otra con el deseo de fundirnos nuevamente en un abrazo.

2 comentarios:

Danna dijo...

Ya paso!!!... Amor mio, increible, ya estamos en casa los tres y mucho mas pronto de lo que pensabamos. Gracias a Jehová todo salio bastante bien y aunque tenemos dolores y muchas cosas aun que aprender y afrontar estamos muy felices. Ay amor costo pero llego nuestra porotita...
Lamento tanto que no durmieras, debiste descansar para vivir ese dia fantastico y lleno de emosiones, pero ya paso amor mio, ya paso y parece increible.
Ahora a cambiar pañales, preparar mamaderas y pasar eternas noches en vela.
Te amo, te amamos mucho.

Cristián dijo...

Pero sin descanso y todo disfruté en detalle de uno de los momentos mas felices de mi vida.

Ahora, voy a mover la cuna porque se está despertando, ja.

Las amo.