Nuestro limitado universo posee la irrisoria facultad de parecernos infinito, cuando contrario a ello, no somos más que un estado pasajero e insipiente; a pesar de tener la capacidad de expansión, mantenemos bien delimitados nuestros espacios, los cuales compartimos en forma exclusiva con quienes deliberadamente decidimos compartir, haciéndolos parte de nuestro universo con su intrincado mecanismo.
Sin duda esto no es una máxima, ya que las personalidades que van creando sus propios mundos varía en cada caso con un sinfín de posibilidades.
Sin duda esto no es una máxima, ya que las personalidades que van creando sus propios mundos varía en cada caso con un sinfín de posibilidades.
El tema pareciera ser el aprender a dejar de lado las cosas que nos empobrecen el espíritu para ir ganando universos ajenos, lo que nos engrandece como personas, y más aún, lograr exitosamente incorporar dentro de nuestros limites a seres excepcionales, los que sin duda llenan de matices diversos nuestra existencia. Este bien pudiera ser un ejercicio de joyería ya que muchas veces los prejuicios de cualquier tipo pudieran truncar una incipiente relación, cuartando las posibilidades aún antes de comenzar.
Es
así como los detalles que van marcando nuestra existencia, al parecer, en un
momento insignificante y desapercibido, dan forma a nuestro universo –siempre
en expansión-, el que se compone de distintas cosas que a nosotros nos parecen
importantes y que tienen la relevancia de marcar nuestros pensamientos, nuestra
percepción, nuestras personalidades.
La
familia juega un rol muy importante, así como las amistades, o lo que leemos, o
lo que escuchamos, en fin, todo lo que nos rodea, o lo que permitimos nos
rodee.
Es
esto lo que en definitiva nos hace individuos, a quienes la arrogancia pareciera una inocente compañera ya que
nos lleva a creer
egoístamente que nuestro propio universo es más relevante que el del otro, y
así lo manifestamos de distintas formas -priorizando nuestros problemas o ideas-,
a nuestro limitado parecer.
Finalmente lo que sentimos y hacemos, entre otros tantos detalles, es lo que nos define como seres propios y auténticos, ricos y carentes. Muchas veces asumiéndonos como seres individualistas, independientes rayando en la autosuficiencia, lo que visto en retrospectiva, arroja más pérdidas que ganancias.
Me he arrojado deliberadamente a la búsqueda de nuevos haberes; reconozco que no ha sido sencillo, pero el esfuerzo puesto hasta ahora ha valido la pena.
Me he arrojado deliberadamente a la búsqueda de nuevos haberes; reconozco que no ha sido sencillo, pero el esfuerzo puesto hasta ahora ha valido la pena.
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