viernes, 3 de diciembre de 2010

Círculo de la amistad

Si de amistad e incondicionalidad se trata, soy un convencido de que estas cosas no las podemos dar por sentadas, definitivamente. Tomando prestada una frase, a veces pienso en que el círculo de las personas en las cuales podemos depositar desinteresadamente nuestra confianza y de forma recíproca, se hace cada vez más pequeño. Por otro lado, hoy no es posible ser iluso y darnos el lujo de confiar en todo el mundo pero, a veces creo que no nos tomamos el tiempo para sentarnos y evaluar las relaciones que tenemos dentro de los que componen nuestro círculo de amistad. Al hacerlo, sin miedo a caer en exigencias intrascendentes, solemos encontrarnos con sorpresas, desagradables sorpresas que nos hacen replantear nuestras elecciones al respecto, o por otro lado, sorpresas que fortalecen mayormente algunos de los lazos ya creados.

Al respecto, es complicado encontrar el equilibrio, pero es posible. En ocasiones y sin darnos cuenta ni proponérnoslo, cierta situación puede otorgarnos la claridad necesaria para evaluar cada uno, o de una vez, todos los lazos que mantenemos vigentes.

No se trata de esperar cosas que sepamos que no nos pueden entregar, por la razón que sea. Tampoco se trata de esperar lo mismo de cada una de las relaciones de amistad vigentes, ya que los intereses y las personalidades varían en cada caso. Es así como resultaría más asertivo invitar a un amigo a un buen partido de ajedrez, antes que invitarlo a practicar algún deporte. Lo que se repite igualmente en el ámbito de las conversaciones, ya que con algunos tal vez tengamos una conversación fluida sobre el trabajo, y por otro lado, con otros tengamos una apasionada conversación sobre música. Los gustos y tendencias entonces, se hacen tan variados como el número de amigos que tengamos a nuestro haber.

En cuanto a entredichos, siempre más vale la pena prevenir que curar, sobre todo cuando no hemos caido en el error de sobrevalorar la importancia de una buena amistad, o cuando hemos sido correctos en nuestras elecciones. Al respecto, siempre es bueno seguir reflexionando y fomentando los valores humanos de la amistad, para crear lazos, los que a simple vista parecieran tan idílicos como la amistad de David y el viejo Jonathan, de Ruth y Noemí, de Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson, los Tres Mosqueteros, C3PO y R2D2, y así, por ejemplos no nos quedamos atrás.

Mi observación no tiene el objetivo de esperar relaciones perfectas, sin diferencias ni eventuales desencuentros. Para explicarme mejor, se trata de tener un círculo de confianza, independiente de la cantidad que lo componga. Un círculo al cual acudir en caso de cualquier cosa, y con el cual poder contar incondicionalmente. Casi tan utópico como los amigos de la serie Friends, en donde lo que digas no sorprenda, con quienes tengas la tranquilidad de conversar cualquier tema, sin miedo al juicio. Quienes te señalen las faltas proactivamente. Simplemente, un círculo de confianza. Considerando que la amistad es algo que requiere estabilidad en el trato y mucha autenticidad.

Siendo autocrítico, lo que exijo en este aspecto no es más de lo que entrego. Soy esa clase de personas que se considera un buen amigo. De difícil acceso al comienzo, pero con quien vale la pena hacer el intento. Buen oyente y crítico objetivo. Interesado en el bienestar ajeno, tanto como en el propio.

A pesar de ello (tal vez sea un período con fecha de caducidad, espero...), mi círculo se ha hecho pequeño, sin cerrarse a la posibilidad de nuevas amistades, ó, eventualmente rescatar otras un tanto añejas y dejadas al olvido. Distintas situaciones me han hecho ponerme crítico a la hora de las evaluaciones, ¿será que cosas que antes consideraba intrascendentes ahora no lo son?, ¿será que tengo nuevas perspectivas?

Algunos hechos ocurridos recientemente me han hecho valorar más a quienes están realmente a mi lado, a quienes puedo acudir y confiar, quienes me levantarán las veces que sea necesario y a quienes consolaré otras tantas más.

Es difícil etiquetar a las personas, ya que la amistad es intrínsicamente compleja. La amistad implica armonía, buena voluntad y afecto. Pero el intento y esfuerzo constante bien vale la pena. Es gozozo tener la certeza de contar con amigos de verdad, conversar con ellos, pasar buenos ratos, penas y alegrías. Un amigo de verdad es alguien en quien puedes confiar, la confianza mutua a su vez, hace posible la autenticidad, hace posible crear y mantener un lazo, lo que sumado a otras voluntades, crea un círculo de confianza, un círculo de amistad.

1 comentario:

Danna dijo...

Ufff Dificil y doloroso tema el que tocaste y no se porque (ha de ser por la estupida sensibilidad a flor de piel de estos "días") pero casi me arrancaste lagrimas. Siendo super sincera, no creo en la amistad utopica que se ve por ejemplo, en el loco Don Quijote y su incondicional Sancho. Dime por favor... ¡que amigo esta dispuesto a ayudarte a combatir tus "molinos" personales!!... Solo un ser tan imaginario como el fiel y buen Sancho, es capaz de seguir a su entrañable y loco amigo y ayudarlo a luchar contra gigantes imaginarios, teniendo super claro que no eran más que Molinos de viento... Nadie esta dispuesto a bancarse nuestras locuras, por lo tanto nadie puede ser un amigo fiel e incondicional...!!! wuaa euaa