Jerry comiendo su queso de las 17 hrs. Tom con una lima en sus manos. Ambos en batas bordadas con sus respectivas iniciales en el pecho.
J: ¿Tú crees que nos volverán a llamar cuando termine esta temporada?
T: No lo sé, llevamos años al aire y es la primera vez que nos acusan de ser violentos.
J: Dicen que no somos aptos para los niños. Que les creamos una especie de instinto…
T: Violento Jerry, instinto violento.
J: Eso, justamente.
T: ¿Y tú crees esa falacia?
J: La verdad no mucho, aunque no me queda claro. En la última escena, creo que era innecesario el rifle.
T: Mmm, puede que tengas razón. Yo también encontré innecesario el azadón de ayer. Tendré que releer los guiones para ver si les hago algunas modificaciones antes.
J: ¿Y cómo crees que lo tomarán William y Joseph?
T: No tengo la más mínima idea, pero imagino que deberían entender, como cuando hablé con Joseph y le pedí que me cambiaran el nombre. No soportaba que me llamasen Jasper, me crié con un siamés que se llamaba igual, francamente indeseable.
J: No me des la lata Tom por favor, ya bastantes guiones tengo en mi cabeza como para pensar en algo más. Pero tienes razón, probablemente también hable con ellos.
T: Puede que los encontremos de buenas. A todo esto, te contaré que son cada vez más las cartas que me llegan por lo mismo ¡Y a mi casa! No entiendo cómo consiguieron dar con mi dirección.
J: A mí me pasa lo mismo, vamos a tener que conversar seriamente con los productores también.
T: Le pediré a Claus que agregue algunas cláusulas en mi contrato.
J: ¿Claus?
T: Mi manager.
J: ¿Y qué pasó con Lillian?
T: La muy estúpida olvidó llamarme para una audición en Broadway.
J: Imperdonable.
T: Cierto, desde que firmó con tu pariente aquel, dice que no da abasto.
J: Nunca me simpatizó. Cuéntame cómo te va con Claus y recuérdame pasarte una tarjeta de mi manager, hasta ahora no me ha fallado. Aunque tú sabes cómo es la cosa tratandose de ellos. Además, creo que soy desesperadamente su mejor opción, así que no podría fallarme aunque quisiera.
T: Es probable. Te lo agradezco.
J: ¿Puedes pedir que me traigan más queso por favor?
T: Bueno. Aprovecharé de traerte los habanos que te prometí ayer. Están muy buenos. Recién llegados. Me los envió mi primo el cubano.
J: Me ahorraste recordártelo. Pensé que lo habías olvidado.
T: Quedamos en eso entonces. Conversaremos con William y con Joseph. Sería patético que en el futuro fuésemos recordados por ser monos violentos. Imagínate la comidilla que se armaría en mi familia.
J: Toda la razón Tom, tus parientes siempre han sido un poco excéntricos. En todo caso, más patético aun, si acaso es posible, sería que más adelante nos parodiaran en una serie de monos en donde una familia viera en la tv monos que se atravesaran los ojos con palos, o que se molieran entre ellos y se reventaran.
T: Ja, ja, ja, Jerry, qué cosas se te ocurren…
Tom se levanta y sale del set. Jerry come su último bocado de queso recriminándose mentalmente una vez más por su sobrepeso.