jueves, 29 de abril de 2010

Recuerdo

… Hace cuánto tiempo ocurrió?
Años, ya no lo sé con certeza. Se confunde.

Y duele aun?
A veces, claro que en ocasiones duele más.

Por qué?
No lo sé, simplemente sucede.

Hasta cuándo crees que seguirás así?
No lo sé, son sólo malos momentos. Supongo que tendré que acostumbrarme a ellos, cosa que todavía no hago.

Silencio.

Cuentame, por qué nunca lo has enfrentado como debe ser?
Y qué se supone que debo o debí hacer?

Imagino que conversar.
Para qué?, lograré borrar lo ocurrido?

No, pero te aliviarás.
No lo creo, ya no vale la pena.

El rumor del viento en los árboles afuera. Olor a café recién hecho. Una lágrima, dos, tres. Sollozos reprimidos.

Tienes miedo?
A veces de recordar, de mirar hacia atrás. Me canso, quiero seguir sin esa sombra. Supongo que las cosas habrían sido diferentes. Me imagino que con el tiempo no será más que una fea anécdota, cosa que todavía no lo es. Maldito tiempo que no avanza como debiera. Maldito recuerdo.

La lluvia comenzando a golpear las calles. El viento. Olor a café. Una lágrima, dos, tres...

viernes, 2 de abril de 2010

Ausencias

Es increíble como pasa el tiempo, realmente no nos damos ni cuenta cuando ya estamos sumergidos en la corriente de nuestra vida, cuando nos dejamos llevar por las opciones tomadas, poniendo atrás los recuerdos, más que recuerdos, momentos que se atoraron tras nuestra partida. Las personas a nuestro alrededor, las que nos acompañan, van mutando junto con nosotros.

La opción, la decisión del rumbo a seguir, es personal e intransferible. Decidimos a conciencia, considerando todas las alternativas a nuestro haber. En algunos casos, lo que debería ser una decisión, es el sólo hecho de haberse dejado llevar, el resultado de un estado de inercia. Sin embargo, cuando decidimos tomar el protagonismo, lo que para nosotros es válido entonces, no necesariamente lo será para el otro, que probablemente quedará relegado o que dará un paso al lado, o atrás, motivado por una actitud displicente al hecho de tratar de comprender nuestro rumbo.

Es ahí, más temprano que tarde, que al reparar en los que ya no nos acompañan, cualquiera sea el motivo, nos damos cuenta que son irremplazables, para bien o para mal. En ese sentido, la ausencia de quienes quisimos y seguimos queriendo, deja un espacio que pretendemos llenar. Por otro lado, existen ausencias que nos pasan desapercibidas, que se diluyen en la corriente del tiempo y en las que reparamos a veces. Estos son a quienes, y como parte de las tantas decisiones tomadas, dejamos a un lado y proseguimos.

Sin embargo, existen ausencias que pesan, que nos duelen. Los motivos de estas pueden ser diversos pero qué más da, simplemente no están. Quisiéramos compartir con esas personas importantes para nosotros, los momentos de los cuales están hechos nuestras vidas. Quisiéramos pretender que las circunstancias son otras, las ideales, para poder reencontrar y finalmente unir los caminos perdidos, esos que nos encontraron alguna vez, o de los que salimos juntos.

Hoy entristezco por aquellas ausencias, hoy me pesan. Las recuerdo a la distancia.

Hoy lloro la ausencia mi sangre, pero sonrío a la vez porque ésta se extiende.